Conocido como el Reino del Dragón del Trueno, Bután es uno de los países más asombrosos y desconocidos de Asia. No en vano, su ubicación entre la gran cordillera del Himalaya lo convierte en un lugar casi inaccesible e inhóspito donde se han conservado las tradiciones del budismo vajrayana con recelo, sus templos y festivales. De hecho, se le denominó como “el país más feliz del mundo” por su modelo de nación basado en el índice nacional de felicidad y no en el producto interno bruto. Y es que su belleza radica en su relación con la naturaleza, con majestuosos lugares como los castillos feudales conocidos como Dzong o su gran icono, el famosísimo Nido del Tigre, un templo ubicado sobre un acantilado.
Convivir con los locales, participar en una partida de tiro al arco, formar parte de sus festivales gastronómicos, de una expedición fotográfica o aprender en un taller de textiles tradicionales, lo convierten en una experiencia única e irrepetible.